El jefe negociador de la guerrilla realizó un discurso donde trazó el ideario político de las Farc.
Por C. Pezoa A. / Agencias
Tras meses de expectación y retrasos de último minuto, finalmente ayer el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) dieron por inaugurada la segunda etapa del proceso de paz, cuya mesa de negociación se instalará el 15 de noviembre próximo en La Habana, Cuba. Aunque en la conferencia de prensa conjunta ofrecida ayer en un hotel a las afueras de Oslo, Noruega, ambas delegaciones reiteraron su compromiso con el proceso, los guerrilleros aprovecharon la oportunidad para recalcar sus diferencias con el gobierno y plantear, al mismo tiempo, su visión histórica del conflicto interno y su ideario político.
En esa línea, el líder de los negociadores insurgentes y número dos de las Farc, Luciano Marín (alias “Iván Márquez”), afirmó ayer que llegaban a la capital noruega “desde el Macondo de la injusticia, el tercer país más desigual del mundo (en realidad, está entre el octavo y noveno lugar en ese índice) con un sueño colectivo de paz, con un ramo de olivo en nuestras manos”. Sin embargo, Márquez advirtió que este diálogo “no puede concebirse como un proceso contrarreloj, la pretendida paz express que algunos promocionan por su volátil subjetividad y sus afanes sólo conduciría a los precipicios de la frustración”. Aunque no mencionó nombres, sus palabras aludían al Presidente colombiano Juan Manuel Santos, quien al explicar el 4 de septiembre la “hoja de ruta” del proceso acordado con las Farc tras seis meses de acercamientos secretos en La Habana, enfatizó que las conversaciones “se medirán en meses, no en años”.
En una intervención que duró más de 30 minutos, Márquez también criticó la reforma agraria que impulsa la administración de Santos desde septiembre de 2010, y la calificó de “engañosa”, agregando que las Farc “no acepta el despojo legal que el gobierno proyecta con su ley de tierras”.
El líder guerrillero reprochó, además, la actual política de explotación de los recursos energéticos y minerales que, según él, beneficia a las transnacionales. “En Colombia, no hay economía nacional, quienes exportan el petróleo, el carbón, el ferroníquel, el oro y se benefician con ellos son las multinacionales, la prosperidad, entonces, es de estas y los gobernantes vendidos, no el país”, aseguró.
En la rueda de prensa que siguió a la presentación conjunta, el jefe del equipo del gobierno, el ex vicepresidente Humberto de la Calle, respondió a los dichos de Márquez: “A propósito de la cuestión minero energética, no estamos discutiendo el modelo de desarrollo económico, no estamos discutiendo la inversión extranjera. Para que eso se discuta en la agenda colombiana, las Farc tienen que dejar las armas, hacer política y ganar las elecciones, pero en este momento eso no hace parte de la mesa”, agregó.
Al respecto, el analista político Vicente Torrijos dijo a la agencia AP que lo visto en Oslo “fue absolutamente contradictorio” porque “hay un gran abismo entre las dos partes que será muy difícil de superar”.